07/08/2024

Abrazar nuestras heridas para sanar: la clave para una vida plena

Estrategias para transformar la energía negativa en positiva. Artículo basado en fragmentos del libro "El camino del despertar" de Mario Alonso Puig.

Somos adictos al sufrimiento porque vivimos identificados con nuestros egos. Aprender a abrazar nuestras heridas con empatía y compasión es esencial para sanar y transformar nuestra vida.

El encuentro con nuestras heridas

En su libro "El camino del despertar", Mario Alonso Puig nos presenta la idea de que somos adictos al sufrimiento porque vivimos identificados con nuestros egos. Esta identificación nos lleva a rechazar y aborrecer nuestras heridas, lo que impide nuestro crecimiento personal. Cuando traspasamos el segundo umbral de autoconocimiento, es crucial no actuar como la mente ligada al hemisferio cerebral izquierdo, que tiende a repudiar esas heridas en un intento de ser aceptados por nuestro entorno familiar. En cambio, debemos mantenernos conectados con nuestras heridas y mostrarles empatía y compasión.

El rechazo y la aceptación de nuestras heridas

La tendencia natural de huir, bloquear o rechazar nuestras heridas es contraproducente. Mario Alonso Puig compara esta actitud con la de un gobierno opresor que rechaza a sus campesinos. Para transformar nuestras heridas, el primer paso no es rechazarlas, sino abrazarlas, entendiendo que, detrás de lo que parece negativo, siempre existe una intención positiva.

La empatía y la compasión son esenciales para conectar con nuestras heridas y comenzar el proceso de sanación. Detrás de nuestras emociones más oscuras, como la ira, la tristeza, los celos, la soledad, la impotencia y la desesperanza, se esconde un profundo anhelo de ser valorados, amados, apoyados y acompañados. Estos anhelos, cuando no son atendidos, nos deshumanizan y nos transforman en seres iracundos o deprimidos. Aunque intentemos ocultar estos sentimientos, se reflejan en nuestra manera de pensar, sentir, hablar y actuar.

Comunicación y entendimiento

Marshall Rosenberg, psicólogo estadounidense, introdujo el concepto de "comunicación suicida", refiriéndose a la comunicación agresiva o depresiva que surge de sentimientos no expresados y necesidades no satisfechas. Esto se refleja en la famosa frase de Paulo Coelho: "Quiéreme cuando menos lo merezco, porque es cuando más lo necesito". Esta perspectiva nos invita a no añadir más sufrimiento con nuestra reacción, sino a ofrecer empatía y comprensión.

En el "camino del héroe", nuestras heridas suelen desencadenar reacciones de ataque, defensa, huida o bloqueo. Sin embargo, debemos activar en nosotros una respuesta que tenga la capacidad de sanar, conectar, despertar y transformar. Así, actuaremos como verdaderos magos, convirtiendo una energía negativa en positiva. Cuando Jesús de Nazaret decía "pon la otra mejilla", se refería a no devolver la agresión, sino a permanecer sin deseo de venganza y sin adoptar el papel de víctima sumisa.

Transformación a través del amor

Esta actitud puede parecer ilógica, pero grandes líderes como Mandela y Gandhi repetían la misma idea. Lo que el mundo necesita no es la ley del talión, sino la ley del amor. Como decía Gandhi, "ojo por ojo y diente por diente dejará al mundo ciego y desdentado". Las personas que reaccionan violentamente a menudo no saben por qué lo hacen. El origen de esa forma de actuar no se encuentra en la mente consciente, sino en la mente inconsciente.

Para entender el origen de la ira o cualquier manifestación negativa, debemos hacer preguntas que nos saquen del juicio y nos permitan empatizar y comprender el tipo de dolor o herida que ha generado dicha conducta. Se trata de encontrar un sentido a lo que en apariencia no lo tiene, y de amar no por cómo es alguien, sino por quién es en realidad.

Amor incondicional y libertad

El amor incondicional no es un trueque, no es "te amo si tú me amas" o "te amo si me tratas bien". Es "te amo aunque no me ames y aunque me trates con dureza". No es que sienta ese amor, es que aunque no lo sienta, elijo manifestarlo porque sé que es lo único que puede ayudarme y ayudar a otros a sanar y a despertar.

La diferencia radica en que, en el primer caso, nuestra respuesta depende de las circunstancias exteriores y de las provocaciones que recibimos. En el segundo caso, somos libres porque decidimos cómo responder independientemente de lo que recibamos del exterior. Este cambio de enfoque tiene un impacto sorprendente y hermoso.

El tercer umbral: conexión y energía

Cada vez que elegimos responder con amor y comprensión, casi sin darnos cuenta, estamos entrando en el tercer umbral. Cuando el encuentro con la otra persona no se produce, gran parte de la energía que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos en la vida deja de estar disponible. En una ciudad donde dos grupos están enfrentados y hay violencia callejera, no es fácil que dicha ciudad crezca, ya que ambos grupos usan sus energías para destruir al enemigo en lugar de construir y mejorar la ciudad.

El sistema nervioso y la calidad de vida

El sistema nervioso simpático, que se activa cuando sentimos que estamos en territorio hostil, es ergotrópico, es decir, consume energía. En cambio, cuando sentimos que estamos en un espacio de oportunidad, se activa el sistema nervioso parasimpático, que es trofotrópico, es decir, conserva energía. El enfrentamiento interno va deteriorando nuestra calidad de vida en lugar de hacerla más sana, próspera y feliz.

Realidades y mente inconsciente

La mente consciente nos hace creer que solo se puede vivir en una determinada realidad, pero eso no es así. Que se crea algo no significa que sea verdad. Las otras realidades paralelas en las que podríamos vivir solo las conoce la mente inconsciente, la única que nos puede llevar más allá de esa realidad que considerábamos única y definitiva.

El camino del héroe es el gran viaje de nuestra vida, un viaje que no nos lleva a conocer nuevos países, sino a conocer nuevas formas de ser y de estar en el mundo. Es un viaje épico, una aventura transformadora.

Artículo basado en fragmentos del libro «El camino del despertar» de Mario Alonso Puig.

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