Las sabias lecciones del abuelo

Si buscas tu nombre en el diccionario... ¿cómo te definirías?

La única persona con la que debes competir o la que debes oponerte para conseguir el éxito es el hombre que te mira cuando estás frente al espejo...

Al dedicarte al chismorreo, estás indicando que tu vida no es muy interesante.

No seas perito en todo y realizador en nada.

Nadie encontró jamás un tesoro enterrado, sin cavar para ello.

Asegúrate de tener unos seis buenos amigos antes de que llegue tu hora.

En la vida cuando se invierte bien el dinero se obtienen buenas ganancias. Lo mismo ocurre con las personas. Cuando inviertes corretamente en tí mismo tu valor se incrementa.

Debes dominar el kilo y medio de materia que en realidad importa: el corazón y el cerebro.

Solamente es pobre aquel que eligió la ignorancia como estilo de vida.

Cuando la vida te ofrezca tentantaciones, confróntalas con tu escala de valores.

Tómate quince minutos cada mañana y cada tarde para relajarte. Treinta minutos diarios para tí agregarán años de vida.

Todas la personas funcionan al máximo de sus posibilidades cuando se sienten que se las necesita y se las valora. Si quieres obtener lo mejor de la gente que te rodea, recuerda esta lección.

No es necesario proclamar a los cuatro vientos lo que estàs haciendo por los demás. Las grandes acciones se reconocen fácilmente y siempre se comentan.

Dos palabras que nunca deberías olvidar: Muchas Gracias.

Cada persona es verdaderamente diferente, única en su especie, singular.

La honestidad es tu mejor amiga y la deshonestidad es tu peor enemiga.

Si nunca te has visto obligado a rebajarte, nunca podrás ayudar a nadie a elevarse.

Procura que todos los días te abrace una vez alguien muy importante para tì.

El manejo de las relaciones personales es muy simple: trata a cada persona como a la más importante de tu vida.

Si tienes muchas fórmulas para lograr el éxito siempre serás un desdichado. Proyecta tu vida de modo que sea fácil sentirte bien, y muy difícil sentirte mal.

Nunca faltarán problemas en tu vida. Debes verlos como una oportunidad para aprender y crecer.

Es preferible haber esquiado y caído, que no haber esquiado nunca.

Cada treinta días escoge un tema para profundizar en él, y desarrollar hasta un nivel superior.

Formúlate esta pregunta: ¿Quisiera que mi hijo repitiera mis actos hoy?

No dejes que se forme un tapón de cera en tu oído: escucha.

Debes hacer lo que tienes que hacer, en el momento indicado, te guste o no.

La capacidad de imaginar para conservar la curiosidad, genera una fuente de nuevas ideas sobre las cuales actuar.

Cuando ves a alguien que se preocupa por los demás, ves a alguien que se preocupa por sí mismo.

Jamás subestimes el poder de la humildad.

Si posees un don úsalo, si tienes una oportunidad aprovéchala. Si es preciso que asumas un riesgo, asúmelo.

La preocupación es como una mecedora, se gasta un montón de energía en ella... y no se llega a ninguna parte.

Al final de la jornada formúlate la siguiente pregunta: ¿estàs orgulloso de lo que hiciste durante el dìa?

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Paul D. Cummings