Infielmente iguales

También en internet: “Los matrimonios no se rompen por la infidelidad. Es sólo un síntoma de que algo funciona mal”

“El que busca, encuentra”, dice la frase popular, y el pleno siglo XXI del dicho al hecho, hay un solo paso. Mientras hace algunas décadas atrás, un hombre o una mujer que sospechaban un engaño debían seguir a sus parejas o revisar las prendas de vestir buscando alguna prueba del delito, hoy la mentira tiene las patas más cortas. La era digital ha permitido descubrir la infidelidad en tan sólo un instante. A través de un teléfono móvil los rastros del engaño pueden estar frente a nuestros ojos, de un segundo al otro. Las nuevas tecnologías han facilitado el acceso al engaño pero también han acrecentado la posibilidad de ser descubierto. Según un informe, siete de cada diez divorcios por infidelidad se inician por los "delatores digitales", chats indiscretos o redes sociales.

El perfil de los infieles digitales son personas casadas, tienen entre 28 y 55 años, son profesionales y encontraron en el ecosistema digital, apps dedicadas a la infidelidad, redes sociales y chats. Así, el espacio virtual es el entorno ideal para conocer nuevos amantes o recurrir a ex parejas, fácilmente localizables principalmente a través de las redes sociales.

Según la investigación, el perfil del infiel “tech” reúne las siguientes características:

  • Compra lo último en tecnología y por Internet.
  • Entra antes o se queda más tiempo del habitual en el trabajo.
  • Pide privacidad y se enoja si se lo molesta porque dice que tiene mucho que hacer.
  • Duerme poco y se acuesta después que la pareja.
  • Chatea hasta la madrugada y se ocupa de borrar todo rastro delator.
  • Apaga el celular en el trabajo o lo pone en vibrador. Borra todos los SMS, chats y registros de llamadas.
  • Cambia con frecuencia o alterna el chip (SIM).
  • Tiene varias cuentas de e-mail y agenda los números de amantes con nombres de supuestos amigos en su base de contactos.
  • Quieren lucir bien ante un posible video chat.

Pero, aunque las estrategias estén a la orden del día, todo infiel puede ser descubierto. Los servicios de investigación privada pueden poner en evidencia hasta al engañador más entrenado. Ya no sólo siguen al hombre o mujer señalado, sino que hackean sus computadoras, investigan sus celulares y hasta algunos ofrecen el servicio de seguimiento satelital de sus autos. La calidad no es el único parámetro que aumentó en los últimos años, sino también la cantidad. Hoy los clientes de las agencias de investigación privada se han acrecentado, especialmente porque las mujeres engañan tanto como los hombres. Entonces, los maridos cada vez contratan cada vez más estos servicios para descubrir la infidelidad de sus esposas.

La estadísticas confirman la tendencia. Según una investigación realizada por la publicación Journal of Couple and Relationship Therapy, la mitad de las mujeres de más de 35 años ha tenido al menos una experiencia extramatrimonial. Y las agencias de investigación privadas argentinas lo ratifican. Raúl Di Nucci, gerente de la agencia Cie Investiga, sostiene que “en la actualidad hay más clientes hombres que mujeres. Los seguimientos pedidos por los hombres son los más fáciles. Ellos vienen a pedir que investiguen a su mujer cuando ya es obvio que tienen un amante y están a punto de echarlos de la casa”.

El investigador coincide con el estereotipo de la infidelidad femenina, que indica que las mujeres toman más recaudos que los hombres al momento del engaño. “La mujer es mucho más cuidadosa a la hora de tener sexo fuera del matrimonio. No deja indicios ni señales. Y es uno de los pocos secretos capaz de callar, aún ante sus mejores amigas”, sostiene el investigador. Igualdad entre los sexos, nuevos métodos virtuales de engaño, detectives que investigan a hombres y mujeres con técnicas cada vez sofisticadas: el mapa actual de la infidelidad. Pero, ¿cuál es el verdadero sentido de un engaño? ¿Es en realidad un acto que se lleva a cabo para ser descubierto?

La psicóloga y sexóloga clínica Diana Resnicoff, explica que “cuando en una pareja hay infidelidad virtual o real es una crisis, pero es lo que destapó algo que ya existía”. Además, agrega que es frecuente la idealización de la relación paralela, pero una vez concretada en una pareja real, sucede que puede convertirse en una unión muy desilusionante, ya que se había construido a través de fantasías e idealizaciones y no del verdadero conocimiento del otro. En este marco, una separación a través de un engaño, no necesariamente lleva la construcción de una pareja feliz con la persona que en una etapa anterior había sido el o la amante.

La posmodernidad ha traído nuevas tendencias para una costumbre que es tan antigua como la humanidad misma. Pero, a pesar de las tecnologías y la igualdad de los sexos, la infidelidad ayer, hoy y mañana, es una mentira que sigue teniendo patas cortas.

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