El Día del Amigo

Una fecha con origen argentino que se celebra el 20 de julio de cada año en Argentina, Brasil y Uruguay.

Sobre los argentinos se dicen muchas cosas. Que son egocéntricos, narcisistas, que resuelven sus problemas “atándolos con alambre”. Que son negadores, pesimistas, melancólicos, rebeldes sin causa, estrafalarios y creen que su origen bajó de un barco.

Pero, a pesar de las idiosincrasias y los estereotipos, hay una cualidad argentina por excelencia y podría resumirse en la palabra amistad. Hoy 20 de julio en el país se celebra el Día del Amigo, y su conmemoración en la cruz del sur es una verdadera fiesta. Los amigos en la Argentina parecen andar por la vida buscando excusas para el encuentro. Así, durante el del 20 de julio la amistad tiene su legitimidad absoluta. Las veredas, las casas, las mesas de los restaurantes, bares, cafés, fondas, cantinas o pubs son el escenario de los amigos durante su día, en el cual la banda de sonido es distinta. Los insolentes ruidos del tránsito quedan silenciados por las risotadas, las voces cada vez más altas, el rechinar de las copas y las anécdotas compartidas que se transforman en la melodía de un día que le da tregua a la crisis, a las quejas y a la vida cotidiana.

Aunque el Día del Amigo, se celebra internacionalmente, el 27 de abril, una vez más. la Argentina encontró su excepción a la regla. “Un pueblo de amigos es una nación imbatible”, pensó el Dr. Enrique E. Febbraro, profesor de psicología, filosofía, historia, músico, odontólogo y socio fundador del Rotary Club. El gran pensador argentino creía que su país se distinguía del resto del mundo por el valor que se le otorga a la amistad y entonces, los amigos merecían tener una fecha para celebrar su entrañable unión.Había que encontrar un acontecimiento que representara las virtudes de la amistad. El Dr. Febbraro se detuvo a pensar y detectó un hecho histórico que reunía en su acción la valentía, la innovación, el trabajo en equipo y la alegría. En síntesis, los valores que conforman la identidad de los amigos.

La llegada del hombre a la luna el 20 de julio de 1968 fue un acontecimiento que conmovió al mundo por derribar las fronteras de lo que parecía imposible. Por entonces, todo el planeta se detuvo observar como un grupo de hombres se habían unido por un ideal, el de concretar la meta del acercamiento universal. El Dr. Febbraro encontró en este hecho histórico para la humanidad, cualidades muy parecidas a las de la amistad, y así fue como quiso rendir un homenaje a los amigos eligiendo el 20 de julio como el día de su celebración. Puso manos a la obra y junto a su propio grupo de amigos durante un año entero enviaron mil cartas a cien países de todo el mundo, de las cuales recibió 700 respuestas.

"Mi amigo es mi maestro, mi discípulo y mi condiscípulo. Él me enseña, yo le enseño. Ambos aprendemos y juntos vamos recorriendo el camino de la vida, creciendo. Sólo el que te ama te ayuda a crecer", así comenzaba el mensaje del Dr. Febbraro, quien finalmente materializó lsu sueño. Así, a la Argentina, Uruguay y Brasil los hermana el 20 de julio como el Día del Amigo, en honor a la llegada del hombre a la luna y por la iniciativa de un hombre que creía que amistad era el valor supremo de la humanidad. “¿Cómo se conoce al amigo? " se le preguntó alguna vez al Dr. Febbraro, “Es fácil, porque no se lo ve, se lo siente". Gran verdad. Los amigos en la Argentina son parte de su identidad. Los que están, los que partieron, los que están lejos, los de toda la vida, los que estamos conociendo. Ellos son la voz de nuestra conciencia, nuestro cable a tierra, el hombro para las penas, el abrazo a tiempo, la palabra justa o injusta cuándo nos negamos a escuchar una verdad urgente y necesaria, la risa cómplice y por sobre todas las cosas, el amor genuino que comenzamos a conocer casi desde que nacemos con el compañero de banco o el amigo del barrio.

Los adultos hemos cometido errores y aciertos, penas y olvidos, nos atraviesan los amores y los desamores. Todos estas etapas quizá sólo tengan algo en común, la compañía, la palabra o el silencio de los amigos, estos seres inolvidables que sólo saben dar aliento al corazón.

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